Entendemos la economía ecológica como la disciplina de estudio que nos permite comprender la dimensión económica de la sociedad en un entorno planetario más amplio, donde el ser humano se encuentra en convivencia continua con otras especies y comparte los recursos disponibles con ellas. Asimismo, vemos a la economía circular como la proyección normativa que pretende optimizar la eficiencia de materiales y energía en busca de la estabilidad de la civilización, con base en los conocimientos aportados por la economía ecológica. Con esos antecedentes, planteamos la valoración de las necesidades de la edición como una actividad económica entre muchas otras para buscar interacciones mejor integradas con el medio ambiente. Así, en primer lugar, creemos que la impresión bajo demanda es una solución frente al impacto ambiental de la producción en masa de libros que, en última instancia, suelen terminar en una trituradora cuando sus ventas han alcanzado un pico óptimo de ganancias.

 

Aunque no rechazamos los servicios de empresas que internacionalmente ofrecen el servicio de impresión bajo demanda de una manera ágil y satisfactoria, pensamos que la producción local con materiales disponibles en el medio disminuye el impacto ambiental asociado con la distribución, y apuntamos en esa dirección. Con el tiempo, queremos proponer nuevas maneras de leer impresos y mantener en circulación los libros producidos sin necesariamente desechar la opción de los libros digitales, en el entendido de que los contenidos electrónicos podrían implicar un menor impacto ecológico, pero también de que ello está en entredicho con la estrategia consumista de la obsolescencia programada de los dispositivos digitales. Asimismo, mantenemos el interés en el libro impreso al considerar sus características favorables para la concentración y la lectura, comprendida como una actividad compleja y exigente para la atención de quien la practica, pues el control del texto evita las distracciones implícitas en las coincidencias visuales que el flujo automático del texto líquido genera en las pantallas electrónicas. Vemos en la tendencia a leer textos cada vez más cortos o con un comportamiento compulsivo que considera únicamente las primeras palabras de los párrafos un efecto de la lectura digital que favorece la desinformación y dificulta la reflexión en torno a la lectura, de manera que nos interesa atender ese problema desde nuestra actividad económica.