
En la tele, en esta época, todas las representaciones de la Pasión están protagonizadas por un actor divino, con atributos físicos que derriten a las beatas y las liberan de culpa al mismo tiempo. Así, la empatía por María Magdalena se eleva a la enésima potencia. El verdadero problema es que hace mucho que no tenemos una obra de arte que le haga justicia a la grandeza que supuestamente debería representar la figura de ese hijo de un dios nacido cerca de la inmundicia de borregos, cerdos y caballos, cercano al pueblo justamente por eso, tan contrastante con los cultos que gastan millones en construcciones para rezar.
Vayamos al siglo XIX. El villano más vulgar del pueblo se exhibía en la ópera. Y la disfrutaba. En ese entonces, la feligresía escuchaba a Bach en las iglesias, que además contrataban grandes pintores para el arte sacro, al alcance entonces de todo el mundo. ¿Hay algún equivalente en el siglo XXI de inversión de parte de alguna iglesia que se preocupe por pagarle a un verdadero artista con dinero de los feligreses para retribuirles de alguna forma la asistencia y la lealtad que muestran? Fue un sacerdote católico el artífice de la teoría del Big Bang, y un fraile, el padre de la genética. Las discusiones entre protestantes y católicos dieron lugar a la hermenéutica, dieron grandes avances en la filosofía. ¿Qué hacen hoy las iglesias por la humanidad?
Pero la religión no es la única involución. Los masones de la élite política del siglo XIX eran verdaderos practicantes de las armas y las letras. Así es: usaban la imaginación para el arte y para modelar la sociedad. Los había quienes invertían su propia hacienda en la construcción nacional. El liderazgo intelectual de liberales y conservadores se ponía a prueba en enfrentamientos historiográficos, no sólo en palabrería exhibida en la plaza pública. México está lleno de ejemplos, pero también Latinoamérica y el Caribe. ¿No está allí acaso Ramón Emeterio Betances, cuyo natialicio se conmemora mañana? ¿Qué liderazgo político de hoy podría compararse con el ejercido por esa figura?
Publico esto para hacer una invitación. Miren ustedes el ejemplo de la televisión, que no ha parado de mejorar desde la aparición de Breaking Bad. El intelectual de hoy subestima a la gente común y corriente, pero si la complejidad de la televisión tiende al riesgo, es porque allí hay una recepción exigente. El intelectual de hoy puede descender de las nubes mirando los ejemplos dejados por los gigantes decimonónicos. Continuar en el Olimpo es permitir que nuestra élite política sumamente ignorante siga arruinando el mundo. No será fácil, hay que saber soportar el fracaso, pero tiene que hacerse. Recuerde usted que hubo un tiempo en que las personas arreglábamos el mundo con nuestras propias manos.
Hoy nos quedamos con los brazos cruzados en espera de que llegue el juguetito tecnológico que solucione todos los problemas.
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